Confeti


Acrílico sobre Lienzo. 120x120 cm

“Nadie debería ir a ninguna parte sin un poco de confeti”. Es una frase que Tom Waits (otra vez Tom Waits) dice entre canción y canción en un  concierto que tengo por ahí y que me pareció genial. Ir por la vida siempre dispuesto a celebrar algo, a montar una fiesta, a colarse en alguna, a brindar, a emborracharse un poco o mucho, a gritar y a bailar… Llegar a casa con confeti en el pelo o en la chaqueta, ¡qué sensación!. Me surgió la imagen de un personaje que siempre lleva confeti en el bolsillo por si surge la ocasión de lanzarlo, que no deja pasar oportunidad para el cachondeo y lanza confeti desde un tiovivo.
Luego, (o quizás desde el principio), me di cuenta de que este personaje bien podría ser mi padre. Mi padre había muerto unas semanas antes de empezar el cuadro y también vivió en una fiesta particular sus últimos años. Con una mano se agarraba torpemente a la vida, por la que iba a contracorriente y, con la otra, derrochaba confeti y lo que no era confeti. Siempre con un chiste malo a mano nunca decía que no a un vino o a dos. El carrusel giraba rápido, pero él iba al revés que todos los demás y sufría. Me consta que sufría.
Mi padre era un buen hombre, que nadie piense otra cosa. Pero tenía una enfermedad chunga que le arrancó de la realidad.
Pero así es la vida.  Notas biográficas aparte  yo recomiendo sentarse en el carrusel en el sentido de la marcha porque es mucho más cómodo y, desde luego, estar siempre bien provisto de unas buenas cantidades de confeti, que nunca se sabe.

1 comentario:

JAVIER dijo...

Está bien ese recordatorio a tu padre, que te honra (porque, sobre todo, eres buena gente)
Con el recuerdo, el alma de las personas que queremos sigue vivo (y quizá más puro) en el aire, como tus dibujos.
Me sigue gustando tu página cinemato-musical y la riqueza en la búsqueda de un "sitio" que probablemente perderías si lo encuentras.